02 diciembre 2010

El valor de una nación.


El valor de una nación depende de dos factores fundamentales: el valor y la valerosidad de sus ciudadanos.
Ciudadanos para los que una bandera sea más que una moda, que se sientan identificados entre sí por aquellos símbolos que han elegido para representarlos pero  sin que estos sean más que el escaparate de un sentimiento más profundo y honesto.
Ciudadanos valerosos, capaces de preguntarse qué están haciendo por su nación. Dispuestos a defenderse de todo aquel o aquellos que quieran convertirlos en pasivos instrumentos del poder. Ciudadanos capaces de reconocer el valor del esfuerzo individual.
El valor de una nación es proporcional al valor de cada ciudadano para exigir el cumplimiento de las leyes a todos por igual, sin excepciones.
En un país en el que los ciudadanos prefieren mirar hacia otro lado ante las tropelías de sus políticos, ante las malas inversiones, las peleas entre caudillos regionales, la ausencia de metas claras como nación, no hay valor y la nación no vale nada, ni para sus ciudadanos ni para los extraños.
Un país en que cada ciudadano se siente dueño y responsable de lo común, de lo público, es un país de ciudadanos valientes y orgullosos de su nación.
Una nación de ciudadanos sin valor es aquella en la que se acepta tácitamente la cobarde destrucción de lo público en manifestaciones sindicales y marchas de protesta, sin que nadie pague ni rinda cuentas por ello, en la que ante las dificultades y los excesos de los políticos la única medida adoptada es un «yo no iré a votar, no creo en los políticos», en el que se acepta el concepto de que lo público es gratis y que las subvenciones se obtienen por la generosidad del estado. En esta nación sus ciudadanos no son más que timoratos mendigos a la espera de que el estado les rescate y defienda sus derechos.
Allí donde los ciudadanos son conscientes de que lo público es producto del esfuerzo individual del contribuyente a través de los impuestos que paga; de que nada es gratis ya que el costo es asumido por todos; de que las subvención es dinero entregado por los ciudadanos para los ciudadanos, es una nación consciente de su valor y con la valentía para exigir compromiso de quienes se benefician del esfuerzo colectivo. Nada es gratis.
Una nación no es más o menos rica por los recursos naturales de su suelo o por su clima. Es rica en función del valor de sus ciudadanos reflejado en su compromiso individual para con el país en el que han decidido vivir libremente.

1 comentario:

  1. Según la definición de escalas que das para una nación, a día de hoy, España está a la cola de lo que es "nación".

    Aquí la gente vive por y para chupar de la teta de "papacito Estado". el propio ·"papacito Estado" fomenta ese comportamiento gracias a que la gente cobra más de subvenciones y ayudas que con el trabajo duro. Además de que gracias a eso, se tienen una serie de votos "comprados".


    Aquí la gente vive por y para el aire. Ya lo dijo Zapatero: "la tierra pertenece al aire".

    Y mientras tengamos esta mentalidad de "no trabajar", jamás saldremos de la crisis ni del agujeto en que estos políticos nos han metido.

    Así nos va.

    Un Saludo Felino
    Miau

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