18 diciembre 2010

De culo y sin retrovisor

Cansa, y mucho, escuchar a nuestros políticos. Aburre ver la interminable cadena de despropósitos que nos sueltan a diario. Molesta, ofende y frustra la cantidad de iniciativas tendientes a coartar nuestra libertad, a decirnos como debemos vivir y, lo que es peor aún, el que pretendan erigirse como nuestros salvadores.
Hecho en falta algún dirigente que se arriesgue un poquito planteando ideas concretas, medidas que nos permitan fijar el norte hacia el que debemos dirigirnos como nación.
Perdemos un tiempo muy valioso en discusiones superfluas sobre cuestiones de forma más que de fondo.
Cuál es la estrategia que nos estamos planteando como país, con crisis o sin ella, para prosperar, para progresar, para poder brindarnos una mejor sociedad a nosotros mismos: no hacer nada, esperar a que las cosas se arreglen solas?
La nueva estrategia de nuestro gobierno es disponer de un presidente que no ejerce, escondido tras las faldas de Rubalcaba!!!.
Que nos jubilemos a los 67 o a los 76 no resolverá la falta puestos de trabajo, no creará riqueza, simplemente diferirá un poco más el agónico reparto de lo que queda. Por qué no permiten que la gente se jubile a la edad que le de su real gana?. Por qué no nos permiten contratar planes de pensiones y seguros privados, renunciando a los públicos. Por qué ese empeño de que los jóvenes tienen que mantener a los más viejo? Es que acaso el trabajador no es capaz de ahorrar para su vejez? Es que nos creen tan ineptos que tiene el estado que llevarnos de la manita como si fuéramos niños?
Por qué no empezamos a desmontar, de una puñetera vez, el elefantiásico estado (comunidades autonómicas en primera fila) que nos desangra día a día.
Mucho me temo que como no despertemos de una vez los ciudadanos y asumamos nuestra responsabilidad terminaremos siendo mendigos, tendiendo la mano a la espera del caritativo gesto del político de turno que ostente el cargo de amo.
La Res pública, que a diferencia de lo que muchos políticos creen, sí tiene dueño: los ciudadanos que han contribuido con su trabajo (impuestos) a obtener el capital estatal y es justo que sea administrado entonces de acuerdo a los criterios y deseos de esos ciudadanos y no según el capricho de unos pocos iluminados.
Es hora ya de que exijamos que las elecciones se hagan con listas abiertas y finiquitemos de una vez por todas la tiranía de los partidos políticos que lo único que defienden son los intereses de sus "grupos amigos" y encumbran a los más incompetentes.
Ya basta de que estos señores pretendan hacernos ver que el summun de la gloria es ser obrero y pobre. Es hora de cambiar el paradigma por el de "emprendedor y en vías de ser millonario". O entendemos de una buena vez que solo creando riqueza podemos pretender ser una sociedad con un buen nivel de vida o vamos, como dijo el otro, de culo y sin retrovisor.

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