Socialistas y católicos

Los socialistas andan empeñados en una suerte de cruzada a la inversa. Si en la edad media los soberanos de España, Francia e Inglaterra entre otros andaban sembrando cruces y levantando altares por donde pasaban, los socilistas de hoy en día en esta moderna España andan retirando cruces, crucifijos y todo aquelo que pueda tener el más leve tufillo a católico.
A qué viene tan ceñudo afán en un país que, guste o disguste, es mayoritariamente católico. Algo que a nadie molestaba dado que se había vuelto parte del paisaje, de repente parece que nos va la vida en suprimir estos ofensivos símbolos cristianos.
De acuerdo en que la religión católica tiene no pocos rasgos bastante deprimentes, pero no podemos dejar de lado que al final lo que predica es el amor al prójimo, la ayuda al más desvalido, la paz universal.
Andan ahora enfrascados en querer derribar la cruz del Valle de los Caidos. Me asusta que una vez que se acaben las cruces la tomen con las iglesias, los monasterios, las capillas.
En los colegios, una vez que se elimine todo vestigio de simbología cristiana, pedirán a los alumnos desabotonen sus camisas y muestren el pecho descubierto a fin de arrancarles cualquier crucifijo que alguna abuela aprensiva les haya podido regalar en su primera comunión?
Derribaremos la catedral de Santiago de Compostela? Qué sigue en este suicidio colectivo, este querer negar nuestra historia, con todo lo malo pero también con lo mucho bueno?
Ironías aparte, qué pretenden estos progres del siglo XXI con esta cacería de brujas? En que les molestan estos símbolos? En qué ofenden y a quién?
He llegado a pensar que la lucha con la iglesia es por hacerse con el mercado de creyentes, Los socilistas buscan crear el hombre nuevo, formar esa sociedad utópica donde se trabaja, se vive, en función del prójimo, del vecino, del camarada. Todo se comparte, no hay guerras y todos quieren la paz.
El problema radica en que la iglesia predica, poco más o menos lo mismo. Luego el socialismo ve en la iglesia un competidor que pretende arrebatarles el rebaño. Ambos tienen algo en común, la idea de que son ellos quienes deben decirnos como comportarnos, definirnos que es lo que está bien y lo que está mal. Ellos quieren ser los administradores de la riqueza para repartirla "justamente" entre los necesitados. Lo malo es que el PSOE no tiene un "caritas" como la iglesia.
El socialismo, al igual que el catolicismo, se basan en el dogma y no en la razón. La diferencia está en que mientras la iglesia depende de mi decisión para marcar la famosa casilla en mi declaración del impuesto sobre la renta, los socialistas no piden permiso para meter las manos en mis bolsillos, vaciarlos y luego, sin preguntar mi opinión siquiera, gastarlo en lo que los progres consideran es más conveniente para mí.
Los señores del PSOE harían bien en dejar de meterse con la iglesia católica, creando cortinas de humo que distraen de problemas más acuciantes a nuestra sociedad. Nadie puede negar que la iglesia católica, en pleno siglo XXI está aliviando las cargas de los más necesitados y de las no pocas familias que se han visto inmersas en esta crisis (negada por el PSOE durante seis años) económica. El socialismo y la iglesia parecieran complementarse al final del camino: los primeros crean miseria, los segundos tratan de paliarla.