España es diferente. Es un país mediterráneo a pesar de que, en cada vez más ocasione,s tenga pinta de país tropical, caribeño, no por el clima, ya que aquí cuando llega el invierno obliga a enfundarse en abrigos y, cual cebolla, acumular capas de ropa unas sobre otras. En España cada vez más ocurren casos que son más bien de república bananera.
Llevamos discutiendo desde el pasado 12 de Octubre, si debemos o no cambiar el protocolo del desfile a fin de ahorrarle al presidente de turno los abucheos y silbidos manifestando descontento o disconformidad. El PSOE acusa a grupos organizados de extrema-derecha. Así estará la cosa para que estos grupos, fieles creyentes en la bandera española, el himno y el ejército hayan decidido aparcar su respeto a los símbolos a fin de manifestar su repudio más que rechazo al actual residente de la Moncloa, el Sr. Rodríguez Zapatero. El partido de gobierno no termina de creerse que el principal partido de la oposición no condene esa manera tan mal educada de protestar que tienen los españoles, que aunque de la extrema, siguen siendo españoles. La oposición, en ese plan tan gallego de su actual dirigente, ni subo ni bajo, sino todo lo contrario.
Mientras tanto, a última hora y después de todos los desplantes posibles por parte del gobierno venezolano y su embajador en España, el Sr. Moratinos, junto al juez Conde-Punpido entonan un cántico coral justiciero. De repente esas buenas vibraciones de hace cinco días se vuelven un clamor por la justicia. O extradición o juicio. Vamos, como si ambos no supieran que el Sr. Cubillas posee la nacionalidad venezolana, descartandose automáticamente la opción extraditoria y quedando, claro está, que el "comandante amigo" lleve a juicio al etarra. Que en la bolivariana república solo amanece si lo ordena el comandante es ya bien sabido por nuestros gobernantes.
Así, con este lío de crisis económica, desempleo desenfrenado, cierre de empresas, ausencia de políticas claras, nos encontramos que Ministro de Trabajo no hay. Y no lo hay porque el que está sabe que se va, el que viene no sabe que viene y pareciera que o Zapatero no encuentra el candidato acorde o que la gente se le esconde para no aguantar el chaparrón que le espera al titular de tan complicada pero necesaria cartera.
Al final tendremos que llamar a los Chilenos para que nos saquen del pozo en que esta administración se empeña en enterrarnos vivos.
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