25 octubre 2010

Es Socialista el Liberalismo?

 Hay posiciones excluyentes y otras que no lo son. EL Socialismo, más aún este socialismo latino, tanto el light español como el chavismo-socialismo venezolano, tienen algo en común y es el ser excluyentes con todo aquello que no forme parte de su ideario e incline la rodilla ante la máxima del reparto universal, de la ayuda social al más necesitado, aun cuando ese necesitado termine siendo el banquero o industrial, cuyo grupo de empresas es colaborador del partido y ven en forma de subvenciones, licencias y "protección" a la industria nacional compensada su lealtad al partido.
El moderno socialismo, al igual que el antiguo, necesita enemigos contra los que luchar. Necesita pobres a los que defender, y sin enemigos ni pobres la ideología socialista no tendría razón de ser.
Los enemigos son, han sido y serán el capitalismo, el imperio norteamericano y los liberales, estos últimos representan en el ideario socialista algo así como la encarnación de satanás ya que pretenden, estos diabólicos liberales, permitir que cada individuo luche por si solo, sin la mano protectora del estado, por su felicidad; aspiran a un mercado regulado por la libre oferta y demanda y no por las normas, decretos y regulaciones de precios del gobierno.
Estos liberales no están de acuerdo, horror de horrores, con quitarle riqueza al que la produce para repartirla, según los criterios del grupito dirigente, a quienes ellos consideran más necesitados o bien invertirla en los proyectos que dicho grupo gubernamental ve como prioritario.
En el socialismo es imposible la cabida de un sistema liberal ya que es antagónico por excelencia con los principios de libertad y responsabilidad individual, el socialismo parte de la premisa de que el gasto público incentiva los mercados, el control de precios y salarios, por parte del estado, evita "abusos" por parte del capitalista y la protección a las empresas locales mediante aranceles  defiende la mano de obra nacional. El tiempo nos ha enseñado que lo que realmente ocurre es que la inflación se dispara, la competitividad disminuye y con ella la calidad de los productos y, la peor de todas las consecuencias de estas políticas, el desempleo se dispara.
El sistema liberal, por el contrario, permitiría siempre la aplicación de esas doctrinas socialistas de reparto socialista, a condición de que sean producto de la decisión libre y voluntaria de quienes decidan aplicarlas para si mismo y siempre y cuando no sea el estado el ente regulador y pretenda imponer esta actuación a quien no la acepta. Si las personas desean crear cooperativas, asociaciones de ciudadanos, grupos de ayuda, organizaciones de tipo altruista, siempre lo podrán hacer y contarán con el respeto y la bendición del sistema liberal, siempre y cuando, repito, no pretendan imponer esta forma de actuar a aquellas personas que no las compartan. El socialismo parte de la premisa de que el individuo es egoísta y malo por naturaleza, por eso hace falta un estado que reparta más justamente la riqueza, lo que nunca aclara es por qué son los integrantes de ese gobierno socialista más buenos, justos y nobles que el resto de los ciudadanos.
Está bien que dispongamos de un servicio médico o de enseñanza público, pero por qué no puede el ciudadano, libremente, escoger el instituto, la escuela o la universidad en que estudiará su hijo? Por qué el estado, en todo caso, no se limita a entregar el talón de pago para el instituto seleccionado? Por qué no permitir la libre competencia entre los diferentes centros de enseñanza? Y lo mismo se aplica para la salud pública. Otros, más socialistas que nosotros y con un nivel de vida muy por encima del nuestro lo hacen así...... y funciona!!. Por qué ese miedo visceral a la libre competencia? Es que acaso si usted formase parte de una cooperativa para hacer su vivienda, no trataría de escoger a los mejores constructores y los materiales de mayor calidad al menor precio? Cree que sería posible si solo tuviese una opción?
Mientras que quienes defienden las posiciones socialistas tratan de imponerlas por la fuerza, como dogma y desde el insulto y el arrebato pasional, aquellos que profesan las más que racional idea del liberalismo tienen la desventaja de pretender esperar que las personas entiendan sus propuestas desde el uso de la razón, olvidando que aveces, por muy bueno que algo sea, hay que venderlo al posible usuario.
El por qué de tan mala prensa para una forma de pensar que da plena libertad al ciudadano, exigiendo a cambio solamente que responda por sus acciones solo se explica por esa tendencia suicida de las personas a entregar su libertad a cambio de la etérea promesa de que el mesías de turno les resuelva, sin mayores esfuerzos todos sus problemas.

1 comentario:

  1. Muy interesante su opinion. Precisamos su correo electronico para continuar contactos. carlos.padilla.carpa@gmail.com

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