16 agosto 2010

Yo y la Sociedad

    Empecemos por citar a la autora del libro "La Virtud del Egoismo" (Ayn Rand) quien cita la acepción del diccionario en lengua inglesa del término "egoismo"
"... como la preocupación por los intereses personales ... no nos dice si la preocupación sobre lo que a uno le interesa es buena o mala, ni qué es lo que constituye los intereses reales del hombre..... El altruismo declara que toda acción realizada en beneficio de los demás es buena y toda acción realizada en beneficio propio es mala. Así resulta que el beneficiario de una acción es el único criterio de comparación del valor moral de esta, y mientras el beneficiario sea cualquiera salvo uno mismo, todo está permitido.... Dado que la naturaleza no provee al hombre de una forma de superviviencia automática, ya que debe mantenerse con vida mediante su esfuerzo personal, la doctrina que dictamina que es malo preocuparse por el interés personal significa, en consecuencia, que el deseo de vivir es malo, que la vida humana, como tal es mala. ninguna doctrina podría ser más malvada que ésta..... el altruismo no permite concepto alguno que describa a un hombre que se respete a si mismo, un hombre cuya vida se sostenga por su esfuerzo personal, y ni se sacrifique por otros ni sacrifique a otros por su propio beneficio..... la única visión que el altruismo permite de los hombres es la de animales sacrificables o beneficiarios de sacrificios ajenos, la de víctimas y parásitos, que no permite ni el concepto de una coexistencia benévola entre los hombres ni el de justicia...."

Es curioso el contraste con la definición que nos da la RAE para la palabra egoismo:
(Del lat. ego, yo, e -ismo).
1. m. Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.

    Ya estamos metidos en la trampa. Si pretendo ser mejor profesional, capacitarme, superarme, estará mal en tanto no cuide de los demás. Y en qué consiste esa preocupación por los demás? Como podemos cuantificarla, quién será el árbitro?. Preocuparme por mi es malo, preocuparme por los demás es bueno.

    Lo individual, el yo, no tiene como esconderse, está solo ante sus decisiones y debe asumir las consecuencias de las mismas. No depende de nadie, no se justifica ni se excusa tras nadie. Lo colectivo, lo social, es la excusa para esconderse entre la multitud. Es el desprendernos de responsabilidades en medio del tumulto. Es permitir la mentira de que la masa piensa por nosotros. Pero el pensamiento es, ha sido y siempre será, individual. El pensamiento corresponde al yo. Nadie puede pensar por mi. El colectivo puede coartar mi libertad de actuar y a eso podemos llamarle esclavitud. Hoy muy de moda. Dejarnos llevar por lo colectivo, por "la sociedad", excusar nuestra cobardía, nuestros fracasos, entre la multitud. Los grandes creadores, científicos, humanistas, poetas, músicos, siempre han sido  egoistas que pretendieron dar lo mejor de si mismos, independientemente del colectivo.

    Hoy en día nos manejamos en base a encuestas; hemos reemplazado la democracia por la oclocracia (Del gr. ὀχλοκρατία).f. Gobierno de la muchedumbre o de la plebe). Donde gobierna el populacho,y a nuestros gobernantes solo les interesa mantener a esa masa uniforme y contenta, no importa cuantos males esto pueda ocasionar. Lo importante es lo que parece correcto, lo que a la masa le parece correcto. Así tomaremos decisiones, cada vez más, en forma emocional y menos racional. No importa la pericia, no importa la destreza, lo primordial es la popularidad. La masa detrás.

    Quiero creer que de alguna manera volveremos a dar su justo valor al esfuerzo, a premiar a los mejores y no a los más simpáticos. Tú lo has visto en tu instituto, en los centros de estudios, donde se premia más al mediocre que al aventajado. Al primero le pondremos profesores de refuerzo, al segundo le obligaremos a avanzar más lento, al paso de los mediocres.

Usar al hombre contra si mismo. Dirigirlo hacia un ideal destructivo de toda integridad. Predicar el altruismo. Decirle que debe vivir para los demás. Decirle que la generosidad es el ideal. Ninguno la ha alcanzado ni lo alcanzará. Su instinto de supervivencia grita contra eso. Pero no ves lo que consigues?. El hombre altruista se da cuenta de que es incapaz de alcanzar lo que acepta como la más noble de las virtudes, y esto le da un sentimiento de culpa, de pecado, de su propia indignidad fundamental..... Donde hay servicio, hay alguien siendo servido. Quien habla de sacrificio habla de esclavos y amos. Y pretende ser el amo. Pero si alguien alguna vez te dice que debes ser felíz, que ese es tu derecho natural, que tu primer deber es hacia ti mismo, ese hombre no anda detrás de tu alma. Ese será el hombre que no tiene nada que ganar de ti. Pero déjale que venga y grítale a la multitud hasta que estallen sus vacias cabezas, aullando que él es un monstruo egoista.... (El Manantial - Ayn Rand)
La sociedad debe ser la confluencia de los interes libres del "yo" y nunca debemos supeditar el "yo" a las decisiones de la muchedumbre. Eso no sería otra cosa que un mundo de esclavos. El primer derecho de una persona es ser ella misma, el primer deber es para consigo misma, después, todo lo demás.

08 agosto 2010

La otra revolución

La revolución del Socialismo del Siglo XXI avanza. Los revolucionarios y "robolucionarios" trabajan activamente en la  concentración de poder en manos de ese estado que nos cuidará y nos protegerá de nosotros mismos. Los otros, "los escualidos", esa oposición en la que los rojos rojitos incluyen a quien no está con ellos, ya sea iglesia, comerciantes, empresarios o ciudadano de a pie, llevan adelante su propia revolución, con marchas y contramarchas.Y en uno y otro bando hay quienes llevan a cabo "la otra revolución", silenciosa, despacito, día a día. Es la revolución de los valientes. Es la revolución donde no hay cabida para las amenazas, los insultos y el odio gratuito. No hay ni el tiempo  ni el deseo de malgastar energía en confrontaciones estériles.
Esta revolución no es de marchas, discursos y multitudes vociferando. Esta, es de las que se luchan en solitario.
Es la de quienes han decidido que no hace falta un caudillo, un mesias, "un candidato", para empezar a ser un mejor ciudadano. Es la de quien decide, así, en solitario, salir adelante con su esfuerzo y dar lo mejor de si mismo. Quien decide que las tropelías de los demás no excusan las propias.
Ésta, la otra revolución, es la de la lucha con y contra uno mismo, donde la meta es ser cada vez mejor en aquello que se hace. Es la revolución del estudiante que da lo mejor de si mismo, sin trampas, la del empresario que busca maxímizar sus beneficios sin necesidad de triquiñuelas; solo prima la inventiva, la tenacidad, constancia y esfuerzo.
Es la de ese ciudadano trabajador que sabe, desde muy temprana edad que el único sitio donde el éxito está antes del esfuerzo y el trabajo es en el diccionario.
Es la otra revolución la que abraza quien decide ser honesto consigo mismo y con los demás por convencimiento propio, quién cree en su capacidad para resolver los diferentes retos que se presentan día a día en su vida. Es la del funcionario honesto y orgullosos de su trabajo.
En la otra revolución, la de verdad,  el juez es uno mismo, no hay sitio para "coleados", para "los vivos de turno".
En la otra revolución solo tienen cabida aquellos valientes que se atreven a hacer, cada día, en solitario, lo que los demás solo harían si se saben observados.
La única recompensa es el placer de saber que has dado lo mejor de tí.