10 septiembre 2007

Populismo Siglo XXI

El nuevo populismo, el del siglo XXI está siendo liderado, y generosamente financiado, por Hugo Rafael Chávez Frías, quien a mi entender cada vez se diferencia menos de su antecesor, Carlos Andrés Pérez. Dos megalómanos ascendidos al olimpo presidencial gracias a vanas promesas electorales de corte netamente populistas. Ambos se creyeron los nuevos libertadores de sur-américa e igualmente gustaron de rodearse de aduladores y parásitos que solo trabajaron en función de intereses mezquinos y personales.

Venezuela, es un país pobre, pese al espejismo creado en algunas ciudades como Caracas donde cerrando los ojos a los "ranchos" podemos hacernos a la idea de un determinado modernismo pagado en dólares e importado casi en su totalidad. Sin embargo, la Venezuela del siglo XXI continúa padeciendo las mismas miserias que arrastra desde hace medio siglo de democracia, quizás algo más agravadas. Es así como a pocos kilómetros de las capitales de estado podrá sentir el viajero que está en pleno siglo XIX.

El nuevo líder, el visionario del nuevo socialismo, Hugo Chávez Frías, ha logrado colocar a Venezuela, junto a Haití, como lideres en corrupción. Mientras cientos de cubanos "asisten" como sanitarios y médicos en las zonas más pobres de Venezuela, a cambio de cantidades ingentes de petroleo a Cuba, los hospitales y la seguridad social continúa prestando servicios altamente deficientes cuando no inexistentes. Los niños venezolanos de esas mismas barriadas populares nacen por debajo del peso y talla mínima que se espera de un país con los ingresos per cápita como los de Venezuela.

Chávez, en su mundo particular, sigue jugando a hacer geopolítica, ahora como salvador del pueblo colombiano ante el azote de las FARC. Lo que Chávez terminará descubriendo, seguramente, es que Álvaro Uribe no es Evo Morales ni Colombia, donde al venezolano se le tiene por fanfarrón y maleducado las más de las veces, es Bolívia. De nada valdrán los fusiles y aviones comprados para defendernos del imperio yanqui ya que éste, como bien sabe Chávez, no tiene el menor interés en invadir el país. Para Chávez, paradojas del ilustre latinoamericano, su mayor enemigo es, a su vez, su principal cliente.

A Chávez se le acaba el tiempo. Los estudiantes ya no van al son revolucionario que el quisiera; al extremo de que esos muchachos sueñan con graduarse y comprarse un automóvil, inventos ambos, el deseo de prosperar y el automóvil, del imperialismo yanqui.

Al venezolano, a su manera y pese a toda la ideología marxista que se le ha tratado de vender en medio siglo de democracia, siempre le ha gustado la buena vida, como a todos. Su único pecado, como nación, quizás ha sido tener siempre gobiernos que quisieron proteger a los ciudadanos de si mismos y que les trataron más como infantes ignorantes que como adultos que deben correr con las consecuencias de sus actos.

A los venezolanos les toca resolver sus problemas y ciertamente esta solución no pasa por la entronización de un nuevo líder de hojalata.

Haga las maletas Sr. Chavez, su pueblo, la nación entera, se lo agradecerá.

Cuba le espera con los brazos abiertos!, y que me perdonen los cubanos.

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