El Sr, Diosdao Cabello, presidente de la Asamblea Legislativa venezolana es un señor que está bastante equivocado en sus apreciaciones y eso es preocupante por el alto cargo que ocupa y la responsabilidad que conlleva.
El Sr. Diosdao Cabello cree que él es poseedor de la verdad y que solo a él y a quienes piensan como él les asiste la razón. Razonamiento muy propio de tiranos y dictadores.
El respeto a la ideas contrarias es ajeno al pensamiento revolucionario. Escuchar los planteamientos y las dudas de, algo más o algo menos, la mitad de la población venezolana es para Diosdao Cabello una pérdida de tiempo. Diosdao Cabello es el máximo exponente del pensamiento único, el suyo, a ser impuesto por la fuerza a los demás.
Para Diosdao Cabello, los representantes de la mitad de los venezolanos no tienen derecho a voz y mucho menos a voto cuando no se prestan a arrodillarse ante las verdades vertidas por los representantes legítimos de la revolución, es decir, él y sus seguidores.
El Sr. Diosdao Cabello piensa, equivocadamente, que su poder para dar y quitar es tal que todo venezolano deberá doblegarse a sus designios al igual que aquellos países que pretendan continuar teniendo relaciones comerciales con la República Bolivariana.
El Sr. Maduro, quien se supone es el jefe del Sr. Diosdao Cabello, ganó, aparentemente, las últimas elecciones por un mísero margen. Y digo aparentemente porque hasta la fecha no han sido capaces de realizar una auditoría que acalle los cada vez mayores rumores de fraude.
A Diosdao Cabello y Maduro, lo que no les ha contado el pajarito es que en las casa donde hay un chavista hay también un simpatizante de la oposición y que cuando insultan a la oposición, están hoy en día, insultando a la mitad de la familia de cada uno de sus seguidores. Algo no anda bien en esto. Una cosa es meterse con la familia del vecino pero otra muy distinta es meterse con la de uno.
Ahora echaron los militares a la calle para controlar el hampa. Aquí Diosdao se vuelve a equivocar, la violencia, los asesinatos impunes, secuestros "expres" y atracos de todo tipo no van a disminuir. Los militares no están preparados para este tipo de acción de la que se excluyó, curiosamente, a los cuerpos de policía. Los militares si resultarán efectivos para contener cualquier tipo de revuelta que una población cansada, frustrada y sin esperanza pueda acometer.
Los integrantes de la revolución Socialista del siglo XXI podrán ufanarse de haber demostrado que el fracaso del experimento comunista en la unión soviética no fue un error sino la consecuencia lógica de un estado hipertrofiado que todo lo quiere controlar, manipular y dirigir y cuyo único resultado es el cierre de todos los centros productivos, un desabastecimiento de insumos de primera necesidad en todo el país, inflación y absoluta dependencia de las importaciones.
La Revolución Socialista ha logrado convertir a Venezuela en un país importador de gasolina, siendo esto achacado a las consecuencias de la "salvaje huelga de los oligarcas en el sector petrolero". Esa huelga ocurrió hace más de diez años, tiempo más que suficiente para reactivar las refinerías, darles mantenimiento y, ya puestos, construir otras nuevas, pero los revolucionarios no invierten ni en mantenimiento ni en nuevas instalaciones. El dinero de las exportaciones petroleras se diluye en subvenciones a Cuba, Ecuador, Argentina y Bolivia, los "fieles amigos" de los petrodólares venezolanos.
A los miembros de la Asamblea Legislativa, a quienes Diosdao Cabello no reconoce en sus cargos, ha decidido que no les paga porque no van a trabajar. Realismo mágico caribeño.
El país está a oscuras y ya no hay ni papel higiénico. Pero así como, para los revolucionarios, los apagones son producto del sabotaje de la oposición, de las iguanas y las cucarachas que se comen los cables, la falta de papel higiénico es por una sobredemanda artificial causada por la oposición que quiere desestabilizar el gobierno !!.
Maduro debería asesorarse bien en su próximo viaje a Cuba porque Diosdao Cabello cree, equivocadamente o no, que el hombre fuerte es él.
Si no fuera por la gran cantidad de asesinatos, de hambre y misería en la que vive inmerso este país hoy en día, sería para reírse un buen rato con esta comedia humana.
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